Hace unos 18 años, en el teatro del Colegio el Palmeral, unas profesoras nos daban la bienvenida como mamás al cole y nos explicaban cómo sería el inicio del curso para nuestros hijos. Quizás por mi amor a los colores, y también por mi capacidad de asombro, yo me fijé en ella, y para mis adentros me decía: Que me toque la del pelo rojo, que me toque la del pelo rojo y aquella pelirroja nos tocó… así como la que gana un premio o más bien un regalo para su vida…
Este verano, en el cumpleaños de una amiga, me habló de un proyecto con el que estaba muy ilusionada. En Noviembre, en la Plaza Mayor de su pueblo(Aspe) utilizaríamos (ya me había incluido) ese lugar tan mágico de todos los pueblos, como espacio creativo y lo transformaríamos con la ayuda de niños, padres, materiales variopintos y el ingrediente más importante: Nuestra capacidad de asombro.
Tras formar varios grupos con sus correspondientes cabezas de grupo 
:) , hoy, hemos recorrido las calles que rodean la plaza admirando y descubriendo detalles que no habíamos visto antes, para después volver a la plaza con la inspiración suficiente para empezar a crear sin límites. Ha sido un día precioso y lo hemos pasado en grande. Nuestro grupo ha sido el encargado de transformar un árbol, por lo que mi propuesta ha sido que lo llenáramos de los pajaritos, mariposas, ardillas… que habitan en ellos. Se ha creado un ambiente precioso y han surgido ideas maravillosas como un banco transformado en barco, una papelera en canasta de baloncesto, una papelera en robot, y otra en cabaña,una fuente en volcán, un castillo con su trono con cajas de cartón…
Estoy segura que estos niños no lo van a olvidar nunca. Yo tampoco^_*
Cuánto me gustó participar junto a todos los niños, niñas y familiares y crear estos pájaros con cola de tul, que nos vendrían genial para colgar de ella todos los seres que viven en los árboles.
Gracias María Teresa!
Dolça
