Ayer, después de los talleres de pintura frente al mar, cuando los niños de pintura se despidieron, contentos con sus dibujos, y al señor saltamontes también lo vi marchar, las flores me pidieron, que me sentase un ratito a su lado, para así poderlas dibujar…
Hay días en los que la felicidad es tan sencillita, que para sentirla, tan solo te hace falta una flor bonita, un rotu y un papel…
Dolça