Sábado por la tarde, después de comer, hemos recogido la cocina y organizado el salón, Sazed tiene clase de sitar y se ha puesto una «Korta» (camisa) color amarillo níspero, con detalles en rojo, que le regaló un sobrino suyo antes de un concierto la última vez que estuvimos en Bangladesh.

-Qué guapo!! le digo, mientras me sonríe desde el otro lado del marco de la puerta. Se le ha puesto cara de niño. -Espera que te voy a hacer una foto! Cojo el móvil y se la hago, pero como no me gusta mucho cómo ha quedado, voy a por la cámara y se la repito en la cocina. A esa hora entra mucho sol y hay muchos contrastes, por lo que cambiamos de habitación…

y esta vez soy yo la que también acabo siendo fotografiada, así tal cual sin pensarlo, y ya que en casa soy la fotógrafa oficial y veo que le hace falta, je, je, le acabo dando una pequeña lección de fotografía, la fotografía del corazón…

– Coge la cámara bien, así, con cariño.
– Observa a tu alrededor.
– Mira a través del objetivo, piensa en si hay algo que sobra o que falta… si te gusta la luz.
– Entonces le das un toquecito aquí y enfocas…
– Ahora, es el momento de pensar o más bien sentir: Cuánto te quiero!!! Yo lo suelo hacer desde el principio… Es realmente lo que me provoca siempre darle al click…

Un poquito después, llega Ángel, con ilusión dibujada en la cara al volver a encontrarse con su profesor de sitar…

Feliz día!!

Dolça